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jueves, 26 de diciembre de 2013

DETENTE Y ESCUCHA...


¡Detente!... Ante cualquier cosa que esté sucediendo en tu vida, detente. Tan sólo por un instante.

Empieza a reconocer amorosamente lo que hay AQUÍ, en este momento.

Deja de lado tus conclusiones acerca de la vida, tus ideas acerca del pasado y del futuro y empieza a notar las sensaciones, los sentimientos, los pensamientos que están presentes justamente aquí y ahora. Date cuenta de lo que está VIVO aquí. Permite que tu experiencia presente - todo lo que ves, escuchas y hueles - se convierta en algo completamente fascinante, la danza más curiosa de todo el universo. Estás viendo, saboreando, tocando, escuchando al mundo como si fuera la primera vez. Este es tu Jardín del Edén.

Nota cómo el pensamiento siempre está poniendo nombres y etiquetas a las cosas. Un auto, un árbol, un pie. Incluso etiqueta aquello que estás sintiendo - "tristeza", "enojo", "miedo", "decepción", "esperanza" y así sucesivamente. Y después lo juzga como bueno o malo, correcto o erróneo. ¿Acaso el sentimiento es la palabra? ¿Acaso el juicio es el sentimiento? Intenta llevar a cabo este experimento:

En lugar de llamar a un sentimiento "tristeza", deja de lado esa etiqueta por un momento y sumérgete profundamente en esa sensación pura que hay en el cuerpo. Siente completamente la sensación en el estómago, en el pecho, en la parte posterior de tu cabeza. Supón que jamás has sabido lo que es la tristeza. Permite que esa energía de vida sin nombre baile y se mueva libremente en el sagrado espacio que eres.

En lugar de llamarlo "enojo", deja ir esa palabra tan pesada y llena de carga y contáctate directamente con la intensa y pura sensación que tienes en el estómago, en el pecho, en la garganta. Siente directamente la intensidad de todo ello. Siente su vitalidad pura. ¡Estás vivo! ¡Estás vivo! Permite que la vida se mueva con absoluta libertad. Date cuenta que estas olas de energía ya han sido permitidas sin que tú hayas tenido que hacerlo directamente. Estas olas están permitidas porque son la VIDA, y toda vida es sagrada.

En lugar de llamarlo "miedo", o "aburrimiento" o "frustración" o "impotencia, suelta esa conclusión de segunda mano y entra en contacto directo con esa cruda sensación de primera mano que sientes en el cuerpo. ¿Te parece que esa energía está realmente en contra tuya? Deja que queme, que sea mordaz, que perfore, que baile, que se mueva como si fuera la primera vez. Jamás te habías encontrado con esta energía. Está fresca en este momento. ¿Acaso es en realidad una amenaza para tu vida? ¿Realmente estará bloqueando algo, excepto esa IDEA de cómo debería ser este momento? ¿Será realmente el enemigo?

¿Qué es la tristeza cuando no se le nombra? ¿Qué es el enojo cuando ya no lo llamas "enojo"? ¿Qué es miedo, antes de la palabra "miedo"?
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¿Qué pasa cuando nos conectamos profundamente con estas energías vivas sin la protección de las palabras y la historia?
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¿Que pasa cuando nos exponemos desnudos frente a la vida y dejamos de pretender que sabemos?
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¿Qué pasa en tan sólo un momento de aceptación incondicional, independientemente de lo que esté sucediendo en la historia de nuestras vidas?
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Cada momento es una invitación a detenernos, reconocer y permitir profundamente que toda la vida se mueva.


-Jeff Foster

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